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LACTABLOG

Fue duro pero mereció la pena

Os voy a contar mi experiencia.

Cuando nació mi hija, yo estaba convencidísima de que quería darle el pecho, y en cierto modo, también creía que eso sería muy fácil. Luego me encontré con la realidad: me tuvieron que provocar el parto en la semana 36, con cesarea, y la niña pesó 2’500. No está mal del todo, pero al ser cesarea aparte de tener a mi hija el primer minuto conmigo luego estuvimos separadas unas horas.

Cuando me la trajeron a la habitación, me preguntaron si le quería dar el pecho y mi respuesta fue un rotundo sí. La cosa no fue del todo bien: no quería agarrarse al pecho y por supuesto, no comía nada, además de que se pasaba la mayor parte del tiempo dormida.Cuando intentaba darle el pecho lloraba y yo no estaba segura de si se estaba alimentando o no.

La cosa es que mi niña empezó a perder y el pediatra me comentó que sería conveniente darle un suplemento de leche. Así lo hice, como pude, con cuchara(se le caía todo) jeringuilla(se atragantaba)...y finalmente con biberón. Yo no cesaba en mis intentos de darle el pecho. Empecé a sacarme la leche y así al menos le daba mi leche. todo esto tras un largo rato de intentos.

Finalmente al octavo día mi hija cogió el pecho y por primera vez sentí que ella se estaba alimentando y que se encontraba cómoda. A partir de ese momento fui disminuyendo las tomas en biberón y al mes ya conseguimos tener la lactancia a demanda que yo tanto quería. Aún tuve más complicaciones, pues al no dar el pecho los primeros días, no se me contrajo el útero y quince días despues del parto, me tuvieron que hacer un legrado para limpiarme por todos los coagulos de sangre que se me habían formado dentro.Un legrado implica anestesia general que me complicó y retrasó de nuevo mi lactancia materna.

Pero finalmente la historia acaba bien: una lactancia materna a demanda y exclusiva hasta los 6 meses y a día de hoy mi hija tiene 9 meses y le encanta tomar el pecho "a todas horas". Fue duro, pero mereció la pena.

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