Vamos a tratar la lactancia prolongada desde otro punto de vista.
Parece ser bastante común que cuando nuestros bebés tienen más de 6 meses, y no digamos si tienes uno o dos años, que empecemos a oir comentarios tipo " tu leche ya no le alimenta", "ahora ya sólo es vicio", "ya no le protege, ha perdido ya sus propiedades", etc, etc, etc.
Es entonces cuando te preguntas, "si no le doy mi leche ¿qué le doy?" y la respuesta es clara "pues leche de vaca".
"....Ah, ya... pero ... supongo que esas vacas hará menos de 6 meses que parieron porque sino su leche me imagino que tampoco valdrá".
Nadie se plantea que la leche de una vaca, sea cual sea su edad, sea cual sea su vida productiva ya no valga. La leche de vaca sigue teniendo las mismas propiedades mientras se alimenta el ternero de su leche (tan sólo 6 semanas hoy en día), hasta los 6 meses e incluso cuando llega al final de su vida productiva que es de 5 años tras el parto.
¿Te imaginas la cara de la gente si dices que a tu niño de 5 años le das teta?
Sin embargo, por no sé qué extraña razón, a las madres se nos cuestiona desde el primer momento y en el caso de que hayamos podido llevar nuestra lactancia bien hasta los 6 meses ya nos dicen..." eh, para el carro".
La leche de vaca es fantástica, claro que sí, ... para los terneros.
Y la leche de mamá es la mejor para su bebé.
Cuando alimentamos a nuestros bebés con leche de vaca, esa leche está esterilizada, pasteurizada, se le han quitado cosas que sobran y se le han añadido otras que le faltan para tratar de imitar nuestra leche. Aún así, no lo consiguen.
La leche de mamá está templadita, tiene inmunoglobulinas, defensas activas, vitaminas, minerales y muchísimas cosas que aún hoy no las conocemos, está en un envase precioso y cuando la toman nuestros bebés están donde mejor se sienten, en brazos de mamá. Y eso es así desde que el bebé nace, hasta que tiene 6 meses, uno, dos años o la mamá o el niño deciden que es suficiente.
Las mujeres tenemos la suerte de estar bien hechas por fuera y por dentro, sólo nos falta creerlo.
